Te odio...

Odiar también es un sentimiento, quizá el más humano, y no te sorprendas, en esta cita descubriremos por qué te lo digo.

¿Te ha pasado que todo fluye, pero hay alguien o algo que te hace salir de ti? En ocasiones anteriores te he dicho que nada y nadie puede influir en nuestra felicidad, sin embargo pasa, somos humanos y está bien que así sean las cosas. Me encanta creer que todos, aunque muchos lo oculten o lo nieguen, tenemos sentimientos, que todos amamos, reímos, lloramos y odiamos.

No confío en la gente que jura que no odia a nadie, todos lo hacemos, al menos una vez en la vida, aunque no hay que confundir el odio por envidia y el odio por amor. Si, leíste bien, por amor...

Para mí, cuando odias con todo tu ser a alguien o algo, es porque representa mucho en tu vida, en tu camino, en tu filosofía, creatividad y hasta inspiración. El odio derivado del amor no es malo, es la más clara muestra de que sabemos amar intensamente, podrá dejarnos rotos a veces, pero lo importante no es reprochar, es entender el proceso de amor, porque aunque la palabra "odio" tenga un significado negativo, en esta ocasión creo que se trata del mejor ejemplo de aprecio.

¿Has odiado a alguien con todas tus fuerzas? ¿Te has odiado a ti mismo? Me ha pasado muchas veces, me he sentido muy molesto conmigo mismo, más que con alguien más, y esto no significa que me considere una persona narcisista, es simplemente que añoro tanto lo mejor para mi, que cualquier error me lo reprocho, cualquier falso enamoramiento me deja con un mal sabor de boca, creo que como a todos, o bueno, eso espero.

He odiado a otras personas, muy pocas en realidad, porque han representado algo importante en mi vida, sin embargo, luego de un proceso de reconocimiento entiendo que han dejado huella para bien en mi camino, he aprendido lo que debía aprender y llegó su hora de moverse lejos, en donde no estorben a mis sueños.

No me considero perfecto, y mucho menos mentiría al decir que estoy hecho de sentimientos y emociones positivas, todos tenemos nuestros momentos, todos tenemos nuestros fantasmas y demonios, y lo único que hay que aprender es a dominarlos, no dejar que nos destruyan.

Entonces, realmente ¿a quién odiamos? Para mí, el odio es la decepción del amor, y no, no tiene nada de malo, siempre y cuando no permitas que te domine.

Para nuestra próxima cita te quiero contar de la falsedad de las ideas, así que abre tu mente porque seguramente estaremos de pie frente a un espejo.