Rompiendo miedos

Todos, aunque lo neguemos, Le tenemos miedo a algo, o a alguien. ¿Te has preguntado qué harías si frente a ti se encontrara tu mayor temor? La respuesta es simple: ¡enfrentarlo!

No es secreto que vivir cualquier primera vez, nos da miedo, nos llena de angustias, de posibilidades que nos hacen dudar en dar ese siguiente paso: primeros pasos, primer viaje, primer amor... Si, el amor también da miedo. 

Luego de escuchar tantas historias en tu entorno forjas una idea del amor, y del desamor, es así como decides qué quieres buscar y qué estás dispuesto a dar para encontrar a tu complemento perfecto, pero, ¿en verdad estamos listos para dar ese paso? El amor no es un juego, al menos para mi. No puedo negar que me he enamorado, que me he equivocado y que he salido adelante luego de darme cuenta que mi idealización del amor no estaba en la persona correcta, ni en el momento ni en el espacio indicado.  

No hay que temer a los sentimientos, no hay que temer a sentir ese cosquilleo en el estómago, a que se nos acelere el corazón. No tengas miedo a amar y ser amado. 

Creo que la mejor forma de conocernos, ea pasar tiempo a solas, con nosotros mismos. Venciendo miedos y superando obstáculos. En mi caso, decidí romper fronteras y eso liberó mi alma; hace unos meses tuve la oportunidad de viajar a Montreal, aunque iba con un plan especifico, tuve oportunidad de vivir cosas que no había planeado, de conocer gente, lugares, situaciones y lo principal, de reencontrarme conmigo mismo. Vencí muchos miedos en ese viaje: nunca había volado, nunca había estado fuera de mi país, nunca había estado solo tanto tiempo, con un idioma que no era el mio, en un espacio que desconocía pero que amé conocer. Fue un gran reto en todos los sentidos, y ahí fue cuando do decidí que ningún temor me iba a frenar, incluso si de amor se trata. 

Aprendí a quererme más, a valorar lo que soy, lo que sé, lo bueno y lo malo, lo que me hace ser un ser humano lleno de virtudes y defectos. Hay experiencias en la vida que nos llenan el alma con la mejor versión de nosotros mismos, y esto fue lo que me pasó. Sin temor a equivocarme puedo decir que estoy listo para compartir mi corazón, mi tiempo, mis virtudes y mis temores. Estoy listo para nunca más dejarme intimidar, para nunca más callar lo que amo, lo que me molesta e incluso mis dudas. 

Esa primera vez que pude estar realmente conmigo supe lo que valgo, lo que soy capaz de lograr, de crear, de amar y de hacer. Desde ese momento supe que nada ni nadie podría frenarme, fue tan así que pronto llegaría una nueva aventura, Un nuevo reto, un nuevo reconocimiento... Pronto llegaría a Los Ángeles, pero eso te lo cuento en nuestro próximo encuentro, aunque te adelanto, no ha habido nada más inspirador que ese viaje lleno de sorpresas. La vida me regaló la oportunidad que mis sueños necesitaban.